Domingo Alberto Rangel analiza el proceso político venezolano
Sandy Ulacio/Versión Final
“¿Ley de Inteligencia? Aquí hasta las viejas se burlan de los militares”
“Históricamente Venezuela parece predispuesta a aceptar un caudillo siempre”
“Los estudiantes son el arma del imperialismo en Venezuela, gústenos o no”
“Chávez es un genio de la guerra de micrófono, se parece a Goebbels”
Se abre la puerta de una casa con fachada colonial y una foto del Ché Guevara asalta la mirada desde la pared opuesta. Estamos por conocer mejor a un ícono de la lucha revolucionaria en Venezuela: Domingo Alberto Rangel. Sus palabras y escritos son referencia obligada para tirios y troyanos. Su pensamiento es un disparo que quema, crítico, irreverente, mordaz. Nos recibe sentado en un rincón de su hogar, al que llama su santuario.
Frente a Rangel hay una máquina de escribir alemana que, desde hace más de medio siglo, deja escuchar el matrimonio que tiene con sus manos. Comunista de vieja escuela, no vende su ideología marxista ni la cambia por el Socialismo del Siglo XXI. En exclusiva para Versión Final habla un verdadero revolucionario.
—Se está hablando mucho de la Ley de Inteligencia impulsada por el Gobierno, ¿qué piensa de ella?
—Lo primero que tengo que decirte es que aquí no funciona ninguna ley, empezando por la Constitución, todas se vuelven un saludo a la bandera. Esa ley me parece ridícula. Usted cree que en un país que está alzado y donde el bochinche es la norma le van a parar a una ley como esa. Eso era válido en la Alemania nazi o en la Rusia de Stalin, pero no en este país. Aquí hasta las viejas se burlan de los militares. Eso es un burdo trapo rojo y nadie irá preso por esa ley.
—Pero especialistas alertan que se hizo para apresar a disidentes…
—Si el Gobierno quiere meter preso a alguien no necesita de sapos, lo mete preso y ya. Aquí están presos los que el Gobierno quiere. Si en Maracaibo ponen preso a alguien por esa ley al otro día incendian la Basílica, no se la cala nadie.
—En otro tema, ¿puede explicarnos por qué en Venezuela aún hablamos de caudillos?
—Porque seguimos teniendo ese tipo de personajes funestos. El primero fue Simón Bolívar, y si Chávez lo ha imitado en algo es en eso, en ser un caudillo, así no lo quiera admitir. Chávez no existiera si no hubiese acabado con los partidos existentes, desde la derecha hasta la izquierda, pero cuando surge, producto del golpe militar, cautivó al país porque Venezuela parece predispuesta a aceptar un caudillo siempre; hasta ustedes los maracuchos, los más cívicos de Venezuela, tuvieron a Venancio Pulgar y a Rafael Urdaneta.
—¿Como hombre de izquierda, le creyó en algún momento a Chávez?
—No, yo tuve una entrevista con él en la casa de un amigo y cuando salí, lo hice decepcionado, y le comenté que Chávez era el típico caudillo ramplón y falso, parecido a cualquiera de los que existieron en la Guerra Federal por su temperamento y actitud avasallantes.
—¿Qué es lo que más le atrae de la personalidad del Presidente?
—La audacia, porque sabe escoger a los enemigos y no se gasta en peleítas, fíjese que él casi no existe en la vida política venezolana porque aquí no tiene contrincantes, y por eso sólo cobra vida cuando se le enfrenta a Bush, Uribe o sale del brazo de Fidel o de Evo, es decir, de personajes de la vida continental. Chávez tiene años que no casa una pelea en la política venezolana, esa se las deja al pobre de Nicolás Maduro o cualquiera de esas mujiquitas que tiene. Chávez sólo se va con los internacionales y eso es gracias al sentido de la historia que tiene, sea confuso o no.
—¿Y lo que más le desagrada?
—No me parece un hombre valiente, fíjese que el 4 de febrero corrió a refugiarse en el Museo Militar, tanto que Nelson Luis Martínez, director de Últimas Noticias me llamó y me dijo que el museo se había hecho para que los militares se refugiaran. No digo que sea un completo cobarde, pero es más valiente de palabras que de hechos. Chávez es un genio de la guerra de micrófono, y como lo hacía Joseph Goebbels, es bueno en hacer propaganda y sacarle punta a todo.
—Pero él ha manifestado que lo admira en público…
—Me han dicho que Chávez ha dicho que me admira en sus programas y que me ha elogiado varias veces, cosa que le agradezco.
—Esos elogios se los da quizás porque cree que usted encarna los valores del marxismo, ¿considera que él pertenece a esta corriente ideológica?
—No creo que sea marxista en el sentido académico de la palabra. Ahora, creo que todo revolucionario que luche impertérrito es un marxista sin saberlo.
—Ahora, si tomamos en cuenta que en el Presidente se da la visión del caudillo y la del luchador social, ¿cómo se le puede catalogar, de izquierda o de derecha?
—En las catalogaciones formales de la política está en la izquierda porque critica al imperialismo, aunque sé que es pura crítica verbal. Si está enfrentado a un godo como Álvaro Uribe tiene que ser catalogado como de izquierda, aunque él tiene elementos fascistas que se evidencian mucho más en el movimiento político que lo acompaña.
—¿Cuáles serían esos rasgos?
—Primero, el presidente Chávez está por encima de los estatutos del Partido socialista Unido de Venezuela y eso es típico de todos los partidos fascistas, sea el italiano, el español o el alemán, porque el comunismo nunca fue así. Stalin no estaba por encima de los estatutos y se catalogaba como discípulo de Lenin y obediente a los reglas del partido. Chávez se cree un caudillo que, como sus colegas europeos, cree que es un regalo de Dios para el pueblo, no lo dice porque sería el mayor ridículo que pudiese cometer. Por otro lado, está el militarismo que presenta este Gobierno en todos los estamentos y que incluso, a la vida civil le adaptó nombres propios de la jerga militar para definir sus espacios de acción.
—¿Por qué le parece que este gobierno es el que le ha hecho más concesiones al imperialismo?
—Porque están a la vista. A la gente se le olvida que este Gobierno se inicia con el Tratado contra la doble tributación, que ha sido uno de los regalos más suculentos que se le ha dado al imperio norteamericano y sus trasnacionales. Lo que hacen las grandes empresas en la América Latina es trasladar sus recursos económicos a Caracas y los presentan como ganados en el país, y evitarse así el impuesto en los Estados Unidos. El otro regalo que le hace Chávez es mantenerle tranquilo al pueblo venezolano, como cualquier encantador de serpientes. Si Chávez no hubiese llegado al poder en 1999 aquí se hubiesen presentado mayores revueltas, y por eso cada vez que el ambiente nacional se encrespa, Chávez sale pidiendo calma, sensatez y cordura. Los Estados Unidos tienen mayores problemas en el Medio Oriente, y hombres como Chávez, Evo, Correa, entre otros caudillos que se han ido levantando, le permiten contar que van a tener tranquilidad en el patio de atrás de su casa. Otra de las cosas es que, sé que Chávez no ha expropiado ninguna empresa norteamericana porque con la Electricidad de Caracas pagó tan alto las acciones que hasta en Wall Street se sorprendieron y, por otro lado, quienes lograron los mejores contratos de exploración y explotación en la Faja del Orinoco fue la Chevron Texaco, y uno de sus accionistas es la familia Bush.
—¿Cómo define usted el llamado Socialismo del siglo XXI?
—Eso es una pelota que no se puede agarrar. Eso no tiene definición y es caliente hoy y frío mañana; es una especie de camaleón que cambia de color de acuerdo a las circunstancias por las cuales esté atravesando el comandante Chávez.
—¿Qué le diría al Presidente?
—Nada, aconsejarlo sería una ridiculez. Aprovecharía para enseñarle lo que significa la Ley de Acumulación de Capitales que es lo básico en materia económica en el marxismo.
—¿Y cómo definiría al Gobierno?
—Venezuela tiene el Gobierno más capitalista de América Latina.
—¿Pudiese el Presidente aprovechar los excedentes petroleros para pagar la deuda externa tal como lo hiciera Gómez?
—La deuda externa venezolana es insignificante, numéricamente da risa. Se pagaría sin el mayor esfuerzo cuando se decida, lo que pasa es que Chávez no le quiere dar dinero a los bancos extranjeros, prefiere impulsar lo que llama Socialismo del siglo XXI en Venezuela y la región.
—Estamos en una bonanza petrolera con un panorama energético mundial en crisis, ¿pudiese tocar esta crisis al país?
—No, en Venezuela por la vía económica no existe ninguna perturbación a la vista, los precios del petróleo se mantendrán altos por largo tiempo, no sé qué tanto, pero sí para sobrevivir a este Gobierno.
—¿Existe el desarrollo del campo en Venezuela?
—Aquí ni la ganadería ni la agricultura sirven, eso es mentira del Gobierno, quedan algunos pañitos calientes en el Sur del Lago, en Perijá, en los Páramos andinos y en parte de Los Llanos, pero de resto, aquí eso no funciona. En los Valles de Aragua quedan rastrojos y maleza, esos que cantó y alabó Humboldt. Venezuela tiene que buscar cosas que nos hagan ser productivos en el mercado, y eso lo encontramos sólo en la industria petroquímica y en la siderúrgica.
Sandy Ulacio/Versión Final
“¿Ley de Inteligencia? Aquí hasta las viejas se burlan de los militares”
“Históricamente Venezuela parece predispuesta a aceptar un caudillo siempre”
“Los estudiantes son el arma del imperialismo en Venezuela, gústenos o no”
“Chávez es un genio de la guerra de micrófono, se parece a Goebbels”
Se abre la puerta de una casa con fachada colonial y una foto del Ché Guevara asalta la mirada desde la pared opuesta. Estamos por conocer mejor a un ícono de la lucha revolucionaria en Venezuela: Domingo Alberto Rangel. Sus palabras y escritos son referencia obligada para tirios y troyanos. Su pensamiento es un disparo que quema, crítico, irreverente, mordaz. Nos recibe sentado en un rincón de su hogar, al que llama su santuario.
Frente a Rangel hay una máquina de escribir alemana que, desde hace más de medio siglo, deja escuchar el matrimonio que tiene con sus manos. Comunista de vieja escuela, no vende su ideología marxista ni la cambia por el Socialismo del Siglo XXI. En exclusiva para Versión Final habla un verdadero revolucionario.
—Se está hablando mucho de la Ley de Inteligencia impulsada por el Gobierno, ¿qué piensa de ella?
—Lo primero que tengo que decirte es que aquí no funciona ninguna ley, empezando por la Constitución, todas se vuelven un saludo a la bandera. Esa ley me parece ridícula. Usted cree que en un país que está alzado y donde el bochinche es la norma le van a parar a una ley como esa. Eso era válido en la Alemania nazi o en la Rusia de Stalin, pero no en este país. Aquí hasta las viejas se burlan de los militares. Eso es un burdo trapo rojo y nadie irá preso por esa ley.
—Pero especialistas alertan que se hizo para apresar a disidentes…
—Si el Gobierno quiere meter preso a alguien no necesita de sapos, lo mete preso y ya. Aquí están presos los que el Gobierno quiere. Si en Maracaibo ponen preso a alguien por esa ley al otro día incendian la Basílica, no se la cala nadie.
—En otro tema, ¿puede explicarnos por qué en Venezuela aún hablamos de caudillos?
—Porque seguimos teniendo ese tipo de personajes funestos. El primero fue Simón Bolívar, y si Chávez lo ha imitado en algo es en eso, en ser un caudillo, así no lo quiera admitir. Chávez no existiera si no hubiese acabado con los partidos existentes, desde la derecha hasta la izquierda, pero cuando surge, producto del golpe militar, cautivó al país porque Venezuela parece predispuesta a aceptar un caudillo siempre; hasta ustedes los maracuchos, los más cívicos de Venezuela, tuvieron a Venancio Pulgar y a Rafael Urdaneta.
—¿Como hombre de izquierda, le creyó en algún momento a Chávez?
—No, yo tuve una entrevista con él en la casa de un amigo y cuando salí, lo hice decepcionado, y le comenté que Chávez era el típico caudillo ramplón y falso, parecido a cualquiera de los que existieron en la Guerra Federal por su temperamento y actitud avasallantes.
—¿Qué es lo que más le atrae de la personalidad del Presidente?
—La audacia, porque sabe escoger a los enemigos y no se gasta en peleítas, fíjese que él casi no existe en la vida política venezolana porque aquí no tiene contrincantes, y por eso sólo cobra vida cuando se le enfrenta a Bush, Uribe o sale del brazo de Fidel o de Evo, es decir, de personajes de la vida continental. Chávez tiene años que no casa una pelea en la política venezolana, esa se las deja al pobre de Nicolás Maduro o cualquiera de esas mujiquitas que tiene. Chávez sólo se va con los internacionales y eso es gracias al sentido de la historia que tiene, sea confuso o no.
—¿Y lo que más le desagrada?
—No me parece un hombre valiente, fíjese que el 4 de febrero corrió a refugiarse en el Museo Militar, tanto que Nelson Luis Martínez, director de Últimas Noticias me llamó y me dijo que el museo se había hecho para que los militares se refugiaran. No digo que sea un completo cobarde, pero es más valiente de palabras que de hechos. Chávez es un genio de la guerra de micrófono, y como lo hacía Joseph Goebbels, es bueno en hacer propaganda y sacarle punta a todo.
—Pero él ha manifestado que lo admira en público…
—Me han dicho que Chávez ha dicho que me admira en sus programas y que me ha elogiado varias veces, cosa que le agradezco.
—Esos elogios se los da quizás porque cree que usted encarna los valores del marxismo, ¿considera que él pertenece a esta corriente ideológica?
—No creo que sea marxista en el sentido académico de la palabra. Ahora, creo que todo revolucionario que luche impertérrito es un marxista sin saberlo.
—Ahora, si tomamos en cuenta que en el Presidente se da la visión del caudillo y la del luchador social, ¿cómo se le puede catalogar, de izquierda o de derecha?
—En las catalogaciones formales de la política está en la izquierda porque critica al imperialismo, aunque sé que es pura crítica verbal. Si está enfrentado a un godo como Álvaro Uribe tiene que ser catalogado como de izquierda, aunque él tiene elementos fascistas que se evidencian mucho más en el movimiento político que lo acompaña.
—¿Cuáles serían esos rasgos?
—Primero, el presidente Chávez está por encima de los estatutos del Partido socialista Unido de Venezuela y eso es típico de todos los partidos fascistas, sea el italiano, el español o el alemán, porque el comunismo nunca fue así. Stalin no estaba por encima de los estatutos y se catalogaba como discípulo de Lenin y obediente a los reglas del partido. Chávez se cree un caudillo que, como sus colegas europeos, cree que es un regalo de Dios para el pueblo, no lo dice porque sería el mayor ridículo que pudiese cometer. Por otro lado, está el militarismo que presenta este Gobierno en todos los estamentos y que incluso, a la vida civil le adaptó nombres propios de la jerga militar para definir sus espacios de acción.
—¿Por qué le parece que este gobierno es el que le ha hecho más concesiones al imperialismo?
—Porque están a la vista. A la gente se le olvida que este Gobierno se inicia con el Tratado contra la doble tributación, que ha sido uno de los regalos más suculentos que se le ha dado al imperio norteamericano y sus trasnacionales. Lo que hacen las grandes empresas en la América Latina es trasladar sus recursos económicos a Caracas y los presentan como ganados en el país, y evitarse así el impuesto en los Estados Unidos. El otro regalo que le hace Chávez es mantenerle tranquilo al pueblo venezolano, como cualquier encantador de serpientes. Si Chávez no hubiese llegado al poder en 1999 aquí se hubiesen presentado mayores revueltas, y por eso cada vez que el ambiente nacional se encrespa, Chávez sale pidiendo calma, sensatez y cordura. Los Estados Unidos tienen mayores problemas en el Medio Oriente, y hombres como Chávez, Evo, Correa, entre otros caudillos que se han ido levantando, le permiten contar que van a tener tranquilidad en el patio de atrás de su casa. Otra de las cosas es que, sé que Chávez no ha expropiado ninguna empresa norteamericana porque con la Electricidad de Caracas pagó tan alto las acciones que hasta en Wall Street se sorprendieron y, por otro lado, quienes lograron los mejores contratos de exploración y explotación en la Faja del Orinoco fue la Chevron Texaco, y uno de sus accionistas es la familia Bush.
—¿Cómo define usted el llamado Socialismo del siglo XXI?
—Eso es una pelota que no se puede agarrar. Eso no tiene definición y es caliente hoy y frío mañana; es una especie de camaleón que cambia de color de acuerdo a las circunstancias por las cuales esté atravesando el comandante Chávez.
—¿Qué le diría al Presidente?
—Nada, aconsejarlo sería una ridiculez. Aprovecharía para enseñarle lo que significa la Ley de Acumulación de Capitales que es lo básico en materia económica en el marxismo.
—¿Y cómo definiría al Gobierno?
—Venezuela tiene el Gobierno más capitalista de América Latina.
—¿Pudiese el Presidente aprovechar los excedentes petroleros para pagar la deuda externa tal como lo hiciera Gómez?
—La deuda externa venezolana es insignificante, numéricamente da risa. Se pagaría sin el mayor esfuerzo cuando se decida, lo que pasa es que Chávez no le quiere dar dinero a los bancos extranjeros, prefiere impulsar lo que llama Socialismo del siglo XXI en Venezuela y la región.
—Estamos en una bonanza petrolera con un panorama energético mundial en crisis, ¿pudiese tocar esta crisis al país?
—No, en Venezuela por la vía económica no existe ninguna perturbación a la vista, los precios del petróleo se mantendrán altos por largo tiempo, no sé qué tanto, pero sí para sobrevivir a este Gobierno.
—¿Existe el desarrollo del campo en Venezuela?
—Aquí ni la ganadería ni la agricultura sirven, eso es mentira del Gobierno, quedan algunos pañitos calientes en el Sur del Lago, en Perijá, en los Páramos andinos y en parte de Los Llanos, pero de resto, aquí eso no funciona. En los Valles de Aragua quedan rastrojos y maleza, esos que cantó y alabó Humboldt. Venezuela tiene que buscar cosas que nos hagan ser productivos en el mercado, y eso lo encontramos sólo en la industria petroquímica y en la siderúrgica.
FAN
“El Ejército saca a Chávez en cuanto tenga la situación propicia”
—¿Puede explicarnos por qué aquí en el país no ha funcionado el modelo a la cubana?
—Porque Chávez no llegó al poder por la vía de las armas sino que lo hizo por la cochina vía electoral. El modelo cubano implica liquidar en el campo de batalla a las fuerzas armadas que existan, y si no hay eso, no hay modelo cubano. Se tiene que destruir al ejército existente y eso aquí no se ha dado y el Ejército saca a Chávez en cuanto tenga la situación propicia.
—Pero aquellos militares que no son revolucionarios los invitaron a pedir la baja, ¿eso no es liquidar por la vía pacífica cualquier disidencia en los cuarteles?
—Pudiese ser, pero él (Chávez) no los sacó. Los militares se van porque piden la baja, pero no porque prive la superioridad. Eso es pura retórica del Ministro de la Defensa porque él, Nicolás Maduro y el resto de los ministros, copian el modelo del presidente Chávez y su retórica.
—¿Pudiese cumplirse con el Presidente aquel dicho, el que a hierro mata a hierro muere?
—Sí, como no. En Venezuela no ha existido ningún gobierno en los últimos 100 años que no llegue o salga por la vía del golpe, me refiero a regímenes, porque el 19 de diciembre se cumplen los primeros 100 años del golpe de Gómez contra Castro.
—¿Qué tanto daño o beneficio le trae al presidente Chávez su entorno?, se lo pregunto porque el general Müller Rojas dijo que estaba rodeado de un nido de alacranes…
—No creo que le hagan mucho daño o le traigan beneficios, pero si eso lo dijo el general Müller se estaba aludiendo él mismo, porque hasta donde yo sé él forma parte de ese mismo entorno presidencial, así que si dijo eso es bien imbécil ese general.
—Se dice que la FAN está desmantelada, ¿qué opina usted?
—Eso es falso, lo que ha hecho es poner a jugar banca a los generales, o lo que es lo mismo, generales sin destino, que se sabe son adecos o copeyanos, y en esa cuerdita han caído hasta familiares míos.
—¿Qué opinión le merece a usted el grito Patria, socialismo o muerte en la FAN?
—Un lema más. Este sigue siendo el Ejército y el Estado creados por Juan Vicente Gómez en su dictadura.
DIPLOMACIA
“El Ejército saca a Chávez en cuanto tenga la situación propicia”
—¿Puede explicarnos por qué aquí en el país no ha funcionado el modelo a la cubana?
—Porque Chávez no llegó al poder por la vía de las armas sino que lo hizo por la cochina vía electoral. El modelo cubano implica liquidar en el campo de batalla a las fuerzas armadas que existan, y si no hay eso, no hay modelo cubano. Se tiene que destruir al ejército existente y eso aquí no se ha dado y el Ejército saca a Chávez en cuanto tenga la situación propicia.
—Pero aquellos militares que no son revolucionarios los invitaron a pedir la baja, ¿eso no es liquidar por la vía pacífica cualquier disidencia en los cuarteles?
—Pudiese ser, pero él (Chávez) no los sacó. Los militares se van porque piden la baja, pero no porque prive la superioridad. Eso es pura retórica del Ministro de la Defensa porque él, Nicolás Maduro y el resto de los ministros, copian el modelo del presidente Chávez y su retórica.
—¿Pudiese cumplirse con el Presidente aquel dicho, el que a hierro mata a hierro muere?
—Sí, como no. En Venezuela no ha existido ningún gobierno en los últimos 100 años que no llegue o salga por la vía del golpe, me refiero a regímenes, porque el 19 de diciembre se cumplen los primeros 100 años del golpe de Gómez contra Castro.
—¿Qué tanto daño o beneficio le trae al presidente Chávez su entorno?, se lo pregunto porque el general Müller Rojas dijo que estaba rodeado de un nido de alacranes…
—No creo que le hagan mucho daño o le traigan beneficios, pero si eso lo dijo el general Müller se estaba aludiendo él mismo, porque hasta donde yo sé él forma parte de ese mismo entorno presidencial, así que si dijo eso es bien imbécil ese general.
—Se dice que la FAN está desmantelada, ¿qué opina usted?
—Eso es falso, lo que ha hecho es poner a jugar banca a los generales, o lo que es lo mismo, generales sin destino, que se sabe son adecos o copeyanos, y en esa cuerdita han caído hasta familiares míos.
—¿Qué opinión le merece a usted el grito Patria, socialismo o muerte en la FAN?
—Un lema más. Este sigue siendo el Ejército y el Estado creados por Juan Vicente Gómez en su dictadura.
DIPLOMACIA
“Es mentira que habrá guerra si el Gobierno pierde en las elecciones”
—En su momento dijo que el bipartidismo destruía al país, ¿ese bipartidismo existe aún?
—Claro, lo que pasa es que a Chávez no le conviene admitirlo, pero cuando se enfrentan los bolivarianos con la oposición, lo que se están enfrentando son dos corrientes. El bipartidismo no fue invención de los adecos y copeyanos, y este es el mismo régimen de la Cuarta República, con otros ladrones pero con los mismos vicios.
—¿Cómo ve el escenario nacional de cara a las regionales?
—No lo sé y no me interesa, porque yo soy abstencionista y no le presto atención a eso, pero supongo que ganará Chávez porque el CNE está constituido para que Chávez gane elecciones.
—Pero el 2 de diciembre el presidente Chávez salió derrotado…
—Es que el principal enemigo de Chávez somos los abstencionistas porque esa derrota fue debido a la abstención y no a los escuálidos.
—El Presidente ha dicho que si se pierden las elecciones aquí va a haber una guerra, ¿puede darse ese escenario?
—Eso es mentira que aquí habrá guerra alguna, en eso sueña despierto el señor Chávez. Las sociedades actuales de nuestra América son incompatibles con la guerra, salvo Colombia.
—¿Pudiese darse la tesis que el presidente Chávez busque pactar con la oposición para no perder espacios de poder?
—Yo no creo que Chávez pueda llegar a un acuerdo formal y público, pero de manera secreta llega a todos, le da medio gobierno a los escuálidos. Él no llega a firmar un pacto como el de Punto Fijo porque se le viene abajo el mito con el que llegó al poder y es el de ser enemigo de los adecos y copeyanos y Chávez es suficientemente bribón para no hacerlo.
—Explíquenos: ¿Se puede ser abstencionista y anarquista al mismo tiempo?
—Por que no. La abstención es compatible con la anarquía, con la sinarquía, así que no deja de ser posible que se mantengan unidos.
ANÁLISIS
“Los estudiantes son la única oposición que tiene Presidente”
—El MIR fue un partido con gran acogida en el sector universitario, ¿cree que los estudiantes serán los grandes partícipes del cambio social y político en el país?
—Primero habría que definirse lo que se entiende como cambio porque pueden existir cambios hacia delante y hacia atrás. El cambio en abstracto no significa nada; en Venezuela los estudiantes han llenado el vacío dejado por los caudillos desde los tiempos de la Guerra Federal. En 1928 se dio el más grande paso luego de la batalla de La Victoria y ahora lo siguen dando, porque son la única oposición que tiene Hugo Chávez.
—¿Qué opinión tiene del premio recibido por Yon Goicoechea?
—Ese es un premio del imperio y de los gringos, ¿por qué no premian a Antonio Ledezma o a Rosales?; Ese estudiante lo recibe porque los estudiantes en este momento son el arma del imperialismo en Venezuela, gústenos o no, eso es así. Hay una cosa muy importante que debe decirse y es que los estudiantes, por primera vez, están ubicados en la extrema derecha porque los miembros de la Generación del 28, aunque no eran revolucionarios se ubicaron en la izquierda y se habían mantenido con un color o con otro en esa trinchera. Este grupo que salió a las calles no son reaccionarios sino elitescos. Ya las universidades son organismos de élite porque una cocinera no puede mantener por cinco años una boca que no produzca alimento, porque aunque sea gratuita, los libros y las guías no lo son. El movimiento estudiantil como hecho social de la izquierda se puede decir que desapareció para siempre.
—¿Es decir que usted apoya al Presidente cuando los tildó de hijos de papi y mami?
—Yo nos los desprecio así, pero sí es un movimiento de derecha y de eso no me quedan dudas. Este alumno que fue premiado (Yon Goicoechea) es alumno de la Universidad Católica, no de la UCV, está formado personalmente por el padre Luis Ugalde, todo en él apunta o se inclina hacia la derecha y a eso me refiero.
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