Comento, preocupado. En estos días -en Venezuela- la opinión del ciudadano es inexistente. Ni los gobernantes ni sus opositores políticos la toman en cuenta.
Peor aún, además, cada quien -es decir, tu y yo, y todos los demás- sólo se concentra en sus propios pensamientos, en sus propias motivaciones e intereses, en lo suyo.
Así no estamos haciendo país. Estamos pegados del televisor o del computador (como en mi anterior anotación) o a los juegos o a las sillas de los casinos o a cualquier chupeta que hayamos encontrado en la dulcería. Los seres humanos no estamos aislados, vivimos en contacto con los demás, con la sociedad que nos rodea de la, cual recibimos su influencia, pero tenemos que hacer causa común.
Venezuela no está avanzando y en el mundo de hoy, el que no avanza se hunde, en las arenas movedizas de la historia. Tenemos que montar una infraestructura para no sucumbir ante cualquier otro país o potencia poderosa y de perecer como nación.
No te rías, puede pasar. En la historia de la humanidad sobran los ejemplos de naciones dominadas por otras e incluso absorbidas, algunas de las cuales tuvieron que luchar de nuevo -o todavía lo hacen- por volver a existir como tales. ¿Eso queremos? ¿O nos vamos a hacer escuchar?
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Peor aún, además, cada quien -es decir, tu y yo, y todos los demás- sólo se concentra en sus propios pensamientos, en sus propias motivaciones e intereses, en lo suyo.
Así no estamos haciendo país. Estamos pegados del televisor o del computador (como en mi anterior anotación) o a los juegos o a las sillas de los casinos o a cualquier chupeta que hayamos encontrado en la dulcería. Los seres humanos no estamos aislados, vivimos en contacto con los demás, con la sociedad que nos rodea de la, cual recibimos su influencia, pero tenemos que hacer causa común.
Venezuela no está avanzando y en el mundo de hoy, el que no avanza se hunde, en las arenas movedizas de la historia. Tenemos que montar una infraestructura para no sucumbir ante cualquier otro país o potencia poderosa y de perecer como nación.
No te rías, puede pasar. En la historia de la humanidad sobran los ejemplos de naciones dominadas por otras e incluso absorbidas, algunas de las cuales tuvieron que luchar de nuevo -o todavía lo hacen- por volver a existir como tales. ¿Eso queremos? ¿O nos vamos a hacer escuchar?
¿Acaso vamos a seguirnos dejando guiar como ovejas por sordos gobernantes con sus interesados asesores (o compinches) que manejan políticas arbitrarias, despreciando lo social, lo cultural y lo humano para reducirlo homogéneamente a lo político y a lo económico, mientras se enriquecen, entregando a otras naciones el fruto de la explotación de nuestras riquezas naturales, sin dejar patria, ni orgullo, sino atraso, hambre, muerte y humillación?.
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