Peor es el dato siguiente, emanado de Naciones Unidas: Más de la mitad de los países del mundo sigue aplicando la tortura, por lo cual en el mundo varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG) se movilizan para ejercer una presión sobre los Estados que practican la tortura, por ejemplo Amnistía Internacional (AI) o la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT).
No obstante, de acuerdo a un sondeo divulgado esta semana en el resto del mundo existe una oposición masiva a la tortura. El estudio mostró que en España, Gran Bretaña, Francia y México más del 70% de los participantes se pronunció en contra de su uso. En la encuesta, realizada por Opinión Pública Mundial, una red de centros de investigación, participaron 19.000 personas de 19 países.
Este jueves 26 de junio es Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo a las Víctimas de Tortura (leer más) en una fecha de tres días internacionales acordados por la ONU.
Puntualicemos
La Declaración de Derechos Humanos en su artículo 5 dice que nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos y degradantes.De igual forma, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos Crueles Inhumanos y Degradantes, desde su entrada en vigor en 1987, trabaja a favor de la abolición de la tortura.
Pese a lo anterior y a que en el año 2001, 123 de 189 estados miembros de Naciones Unidas, ratificaron dicha Convención, cada año miles y miles de personas huyen de su patria para salvar sus vidas y para evitar ser sometidos a torturas.
¿Para qué el 26 de junio es el Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo a las Víctimas de la Tortura?
Respaldemos --es lo mínimo que podemos hacer-- a las organizaciones que trabajan en la lucha contra la tortura -como la ONU y Amnistía Internacional, así como numerosas organizaciones no gubernamentales- a fin de que se llegue a romper el silencio que la rodea y poner fin a los malos tratos infligidos a miles de personas en todos los rincones del planeta. Y no callemos, porque -si lo hacemos- perteneceremos a la legión de quienes preferimos vivir ensimismados, viéndonos el ombligo o volteando hacia otro lado. Es la inactividad de los que podrían cambiar el curso de la historia y no lo hacen por miedo, que no es de ningún modo aceptable.
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