jueves, 3 de junio de 2010

Los éxitos y fracasos de Apple


apple_logo_sombra300.jpgPor estos días circula en internet una sátira sobre Apple que se resume más o menos así: "1) Apple anuncia que lanzará al mercado un producto revolucionario; 2) lo lanza, pero sus fans se quejan de que carece de una serie de herramientas (Flash, puertos USB, cámara, etc)... aún así lo compran; 3) Apple responde a sus fans explicándoles por qué no necesitan ninguna de esas herramientas; 4) Apple anuncia que lanzará al mercado un nuevo producto revolucionario... éste incluye varias de las cosas que Apple había dicho que no eran necesarias y explica por qué ahora sí lo son; 5) sus fans lo compran".

Puede causar risa o enojo, pero en el fondo el chiste esconde tres verdades: Apple es uno de los mejores vendedores de la industria tecnológica, tiene una base de fans bastante amplia y es revolucionario.

Pero para lograr estas cosas, la empresa de Steve Jobs suele ejercer su músculo imponiendo normas, estándares y manteniendo un estricto control sobre lo que sus usuarios pueden ver o no.

Si siguen leyendo después de la pausa, les contaré las cosas que suelen poner a esta empresa en la vanguardia y las que pueden enviarla a la retaguardia.

Esta primera semana de junio Apple estará celebrando. En su conferencia anual de desarrolladores se presentará en sociedad al esperado iPhone 4G. A menos de que haya una sorpresa, el dispositivo será similar a aquél que le dio la vuelta al mundo cuando un empleado de la empresa de la manzana lo dejó olvidado en un bar y el dispositivo terminó en un blog de tecnología. Todavía se discute si todo el incidente se trató de una elaborada estrategia de mercadotecnia o de un error atípico de Apple.

El teléfono deberá tener una limitada capacidad multitareas, un nuevo sistema de publicidad y de libros electrónicos, entre otras cosas. La incógnita será saber si en el terreno del iPhone, la compañía aún tiene espacio para la innovación o si a partir de aquí el dispositivo sólo tendrá mejoras de rendimiento.

Además, por primera vez en décadas, Apple tendrá su conferencia siendo el número unoen la industria tecnológica de acuerdo a su valor de mercado. Hace unos días superó aMicrosoft como la empresa con mayor valor en el sector. El cambio no es anecdótico. Por el contrario representa un punto de quiebre que marca el día en que la tecnología alcanzó la mayoría de edad. La empresa llegó a ese lugar gracias a los consumidores y no a las empresas.

Microsoft había ocupado la cima, en gran medida, gracias a los clientes corporativos y a las millones de copias de su Windows y su Office instalados en miles de empresas en el planeta. Apple le arrebató el trono gracias a los millones de iPhones y iPods vendidos en el mundo. La tecnología ya es parte de nuestra vida cotidiana.

apple_ipad_iphone276.jpgEl lanzamiento del iPad refuerza esta visión. A dos meses de su salida al mercado, Apple ha vendido más de dos millones de dispositivos en Estados Unidos y un puñado de países. El número es impresionante en el contexto de un producto nuevo en un mercado relativamente nuevo y muestra, una vez más, la exitosa estrategia de mercadotecnia de Apple.

El iPad no es la primera tableta electrónica. Al menos una decena le precedieron, pero con menor ruido y poco éxito. Ayer entré a una tienda electrónica en Londres y le pregunté al vendedor por otras tabletas, además del iPad, y me respondió que no las mostraban en la tienda porque nadie se interesaba en ellas, pero que se podían comprar en su tienda virtual en intenet. Eso puede ser bueno o malo para Apple.

¿Significa eso que la hegemonía del iPad está garantizada? o ¿será que el mercado de tabletas no es tan grande como se pensaba? En 2009 en el mundo se vendieron cerca de 306 millones de computadoras (incluyendo laptops y ordenadores de escritorio); se espera que en 2010 la cifra llegue al menos a 370 millones. Eso representa poco más de 30 millones al mes, 60 millones en dos meses contra los dos millones de unidades vendidas del iPad.

Puede argumentarse, claro, que son productos distintos y no comparables. Sin embargo, no deja de ser verdad el que la tableta de Apple es un producto de computación y la gente no tiene un presupuesto infinito. Es difícil creer que los dos millones de ventas en dos meses mantendrán su ritmo tras la expectativa inicial. Aún falta tiempo para saber si estamos frente a un éxito revolucionario de Apple o frente a una moda pasajera.

Pero las mayores críticas a Apple no se dan porque es revolucionario. A estas alturas casi nadie duda que en la mayoría de los casos esta empresa impone una tendencia que después sus competidores siguen.

El problema es el control que Apple intenta imponer a sus productos aún después que ya pertenecen a alguno de sus consumidores. La empresa de Jobs administra, por ejemplo, cómo pueden transferirse archivos, y qué contenidos pueden verse en sus aparatos.

Sus clientes tienen el libre albedrío de escoger qué contenido consumir una vez que éste ha sido aprobado por Apple, pero no antes. La empresa decidió que Flash no es bueno para sus usuarios y éstos no pueden ver contenido elaborado en dicha plataforma.

Apple está intentando que los proveedores de contenido sigan sus pasos. Pero ha tenido un par de rechazos en el camino. NBC y Time Warner anunciaron que no abandonarán Flash sólo por el iPad.

Si Apple insiste en la ruta de marcar una tendencia en internet a base de presión, el camino podría estar un poco empedrado.

El frente legal es otro tema del que tendrá que preocuparse la empresa de la manzana. Hay rumores no confirmados en los medios de comunicación estadounidenses que indican que el Departamento de Justicia podría abrir una investigación contra Apple por su dominio en la venta de música digital a través de iTunes. A eso hay que sumarle las múltiples batallas legales por patentes que la compañía sostiene con Nokia y HTC.

Apple ha sido y es una empresa revolucionaria, un éxito de mercadotecnia y una marca defendida fervientemente por miles de seguidores. Su dominio en el mercado de tecnología de consumo, sin embargo, muestra en ocasiones una alarmante tendencia: la de imponer sus condiciones a usuarios y proveedores.

Ésta será la clave que puede marcar la diferencia entre el éxito contínuo de Apple o un camino más pedregoso.

BBCMUNDO

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